Hay que ser honestos. A veces preferimos huir que decir. Claro…es más fácil solo desaparecer que tener que enfrentar. Pero es una sensación a corto plazo.
Dejar cabos sueltos por ahí, te genera muy mal karma.
Se necesita valor, pero sí se puede. La honestidad es un regalo para los demás y para nosotros mismos.